9.6.15

En el precario hilo de la vida podría caer en cualquier momento, pero jamás he sabido nada de la caída.  Me da miedo la caída porque implica una imposibilidad, la misma imposibilidad que la de cuando te miro a los ojos y pienso que no puedo hacer nada por ti. Me da miedo la caída porque no es salto, es caída. Y ahora me da miedo la caída porque veo el hilo temblar bajo mis pies y si caigo, si caigo, ahora que sé andar, no voy a subir nunca más.

Y entonces viene cuando invade la tristeza, la tristeza inocente de toda la vida. Dice Norma que siempre me estoy culpando, que siempre me estoy fustigando, que siempre me estoy pidiendo más. Que siempre estoy pensando, que siempre estoy sintiendo, que siempre esto dis-cul-pán-do-me. Miro al techo y quiero un cigarrillo.

En el autobús respiro fuerte y de repente entra alguien a quien no quiero ver. Otra vez el miedo a saltar, el miedo a caer, el miedo a temblar. El miedo en todos sitios. El miedo en todas las cosas. Angustiada.

Quiero poder irme sin mirar atrás, quiero poder irme antes que todo se desmorone.

No hay comentarios:

Publicar un comentario